Estrés postraumático: señales que persisten
No todos reaccionamos igual ante situaciones traumáticas. Algunas personas logran seguir adelante con el tiempo, mientras que otras quedan con síntomas persistentes que afectan su vida diaria. Cuando los recuerdos, las emociones o las sensaciones relacionadas con un evento traumático siguen presentes mucho tiempo después, puede tratarse de un trastorno de estrés postraumático (TEPT).
Las señales pueden incluir recuerdos intrusivos, pesadillas, reacciones físicas intensas al recordar lo vivido, sensación de amenaza constante, irritabilidad o hipervigilancia. También es común evitar lugares, personas o temas que remiten al evento, lo cual, aunque comprensible, a veces agrava el malestar a largo plazo.
Desde un enfoque terapéutico basado en la evidencia, no se trata de “olvidar lo que pasó”, sino de integrar esa experiencia sin que domine la vida actual. Las terapias cognitivas y de tercera generación, como la Terapia de Procesamiento Cognitivo o ACT, ayudan a trabajar con el trauma desde la aceptación, la compasión y la exposición gradual a lo que se evita.
El trauma puede generar mucho sufrimiento, pero no tiene por qué definir tu historia. Con el acompañamiento adecuado, es posible reconstruir una relación más amable con lo vivido y retomar el camino hacia lo que te importa.