¿Agotamiento o burnout?

Estar cansado es normal. Todos atravesamos momentos en los que nos sentimos sin energía, con menos ganas o abrumados por las responsabilidades. Pero cuando ese agotamiento se vuelve constante, profundo y no mejora con descanso, puede tratarse de algo más que simple cansancio: puede ser burnout.

El burnout o síndrome de desgaste ocupacional no es solo “estar estresado”. Es una forma de agotamiento emocional, físico y mental que se desarrolla de forma progresiva, especialmente en contextos de alta exigencia sostenida (como el trabajo, el estudio o incluso el cuidado de otros). A menudo aparece en personas comprometidas, responsables y sensibles a las necesidades de los demás.

Los síntomas suelen incluir: sensación de vacío o despersonalización, baja motivación, irritabilidad, insomnio, menor rendimiento, y una desconexión emocional con lo que antes importaba. Puede ir acompañado de una fuerte autocrítica y la sensación de que “nada alcanza”.

Desde una perspectiva terapéutica, no se trata solo de “organizar mejor el tiempo” o “pensar en positivo”, sino de revisar cómo te estás relacionando con tus responsabilidades, tus límites y tus emociones. En terapia se exploran patrones que a veces nos llevan a exigencias autoimpuestas, dificultad para pedir ayuda o postergar necesidades personales.

Identificar el burnout a tiempo es clave. Reconocer que el cuerpo y la mente están diciendo “basta” no es rendirse. Es empezar a cuidarte.