El cuerpo también habla: síntomas físicos del estrés crónico
El cuerpo tiene su propio lenguaje. Cuando pasamos demasiado tiempo en estado de alerta, bajo presión o sin descanso emocional, el cuerpo empieza a hablar. A veces lo hace en forma de tensión muscular, dolor de cabeza, contracturas, trastornos gastrointestinales, insomnio o fatiga persistente.
Estos síntomas pueden parecer desconectados del malestar emocional, pero muchas veces son expresiones del estrés crónico. No es que “todo sea psicológico”, sino que cuerpo y mente funcionan como un sistema: lo que afecta a uno, afecta al otro.
Muchas personas llegan a la consulta luego de consultar especialistas médicos sin encontrar una causa clara. A veces eso aumenta la frustración o la sensación de que “no me creen” o “es todo culpa mía”. Pero no se trata de culpa. Se trata de entender qué está sosteniendo ese estado de tensión continua.
Desde un enfoque terapéutico integrador, se trabajan tanto los síntomas como los factores que los sostienen. Esto incluye identificar pensamientos automáticos, cambiar patrones de exigencia, incorporar momentos de pausa y entrenar habilidades de regulación emocional y corporal (como la respiración consciente o la atención plena).
El cuerpo no exagera. Solo pide ser escuchado.