Comenzar una práctica: pasos simples
Empezar a practicar mindfulness no requiere experiencia previa, ni demasiado tiempo, ni condiciones especiales. Se puede practicar sentado, caminando, comiendo, o incluso lavando los platos. Lo importante es la actitud con la que te acercás: curiosidad, apertura y paciencia.
Algunos pasos simples para comenzar:
Elegí un momento del día para practicar. Puede ser por la mañana, antes de dormir, o en una pausa del trabajo o estudio.
Buscá un lugar cómodo y sin demasiadas distracciones. Sentate con la espalda recta, apoyá los pies en el piso y dejá que las manos descansen sobre las piernas.
Llevá la atención a la respiración. Sentí el aire entrar y salir. No hace falta cambiarla ni controlarla. Solo observarla.
Cuando notes que tu mente se distrajo, que es totalmente normal, simplemente reconocelo y volvé a la respiración. Ese gesto de volver es el corazón de la práctica.
También podés comenzar con audios guiados, ejercicios breves de escaneo corporal, o simplemente prestando atención a una actividad cotidiana como comer o caminar. No hace falta hacerlo perfecto. Lo que cuenta es la constancia.
Mindfulness es como entrenar un músculo: cuanto más se practica, más accesible se vuelve en momentos de estrés, ansiedad o malestar. Es una herramienta que podés llevar con vos a donde vayas.