¿Cómo empezar cuando no hay motivación?
Uno de los aspectos más difíciles de la depresión es que quita las ganas de hacer cosas, incluso aquellas que antes disfrutabas. Es como si la energía y la motivación se apagaran. Y eso puede generar más culpa, más aislamiento y más dudas.
Una idea importante desde las terapias conductuales es que la motivación no siempre viene antes de la acción. Muchas veces, es la acción la que genera la motivación. Esto no significa forzarte a hacer todo de golpe, sino empezar por pasos pequeños y realistas, aunque no tengas ganas al principio.
Por ejemplo, levantarte, darte una ducha, salir a caminar 10 minutos o escribir un mensaje a alguien de confianza pueden ser actos significativos. No porque solucionen todo, sino porque te conectan con la vida que querés construir.
En la terapia de activación conductual, se trabaja justamente esto: recuperar rutinas, identificar lo que te importa y planificar acciones que te ayuden a reconectarte con esas áreas (relaciones, salud, proyectos, placer). Cada pequeño paso cuenta.
No hay una forma perfecta de empezar. A veces, el primer paso es simplemente reconocer que algo no anda bien. O escribirle a un profesional. O compartir lo que estás viviendo. Aunque parezca poco, eso también es avanzar.
Recordá: no estás solo. Y no necesitás sentirte con fuerzas para pedir ayuda. A veces, buscar acompañamiento es el primer gesto para volver a encontrarte con vos mismo.